Antes de mi ida a Monterrey, llevé a registrar al conejo para así poder sacar su cartilla de vacunación. He de confesar que me desesperó muchísimo lo tramitoso que son en las dependencias gubernamentales de Querétaro, creo que pedían muchos requisitos pero bueno, sus razones tendrán.
Eso sí, pues quedé un poco mal con Ana Cristina, a quien le había prometido que ella sería testigo del registro del conejo si este nacía en Monterrey, ya que por cuestión práctica, me tocó ser testigo del registro de nacimiento de sus dos hijos; y por el otro lado, también quedé un poco mal con Renata, quien tenía en mente para que fuera testigo, así ella habría llevado un círculo siendo testigo oficial de sucesos importantes en mi vida. Pero bueno, el destino fue otro: mi cuñada me hizo el favor de ser testigo del conejito y le agradezco muchísimo el tiempo que se tomó, ya que tenía un evento importante en su trabajo y los procedimientos burocráticos hicieron que se retrasara.... y bueno, pues la otra testigo, no fue ni más ni menos que doña Martha....
Por lo que ahora ya tenemos a un queretano en ambas familias.
Como se ha descompuesto la cámara, dejo pendiente la foto de este post.
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